sábado, 14 de mayo de 2011

Respirar al vacío.

La ficción desmesurada de las mentes palpitantes dió paso al dramatismo de la inercia emocional.

lunes, 2 de mayo de 2011

Reina de Picas

Y fue así como terminó todo.

La última pincelada a un cuadro que apenas era un boceto, pero podría haber llegado a ser una obra de arte. Estas cosas siempre son complicadas, la vida es complicada.

Quejarse pocas veces ha servido de algo, pero tampoco la resignación es mi fuerte; así que supongo que volveré a encontrarme con una vieja conocida que acude a mi en los momentos necesarios, la improvisación.

El futuro incierto siempre me resultó atractivo.

 

domingo, 23 de enero de 2011

Galimatías: Sunday. Fucking Sunday




Rodeado de vinilos, reposando bajo la atenta mirada de una plaza concurrida en el centro de Londres, dos guitarras me observan al otro lado de la habitación.

Bostezo, me estiro e intento pensar que puñetero día de la semana es. En efecto, lo que pensaba, es Domingo.

Galimatías: Cosquillas en el Paladar





He abierto los ojos, lo sé. Pero no veo nada, todo está oscuro. Intento palpar el reloj a duras penas. Las tres y veintitrés de la madrugada. ¿Que había sido aquello, un mal sueño o una dulce pesadilla?

Sentí que volvía a tener aquel cosquilleo, ya no tenía el vacío en el pecho. Por unos segundos creí volver a sentir esas maravillosas cosquillas en el paladar; pero no, había sido un mal sueño, seguro. El vacío seguía ahí.

Una cruel utopía digna de un jodido soñador. La mente a veces juega malas pasadas.

Seguía a oscuras, ni siquiera intenté encender la luz. No hacía falta. Las sombras no me asustan. La habitación me pertenecía, estaba sólo. Sólo y en la oscuridad. Pero seguía sin tener miedo. Sin tener miedo y sin tener nada que perder.

Último vistazo al reloj. Las cuatro y dieciséis. Sólo me quedan un par de horas para levantarme. Ahora tengo miedo, miedo de perder horas de sueño. De sueños utópicos.

Por favor, dejen las utopías para los utópicos.


Tan sólo otro punto de vista.

Galimatías: Sobre la Lluvia



Miro por la ventanilla. Llueve, pero no me mojo. Veo a una chica correr a través del cristal. Lástima, ha perdido el autobús.
Apenas me inmuto. Sigo mirando por la ventana, todo se mueve, todo cambia, todo es diferente. Hasta la canción que escuchaba ha cambiado, ahora suena “Bajo la lluvia”; muy apropiado, demasiado apropiado, jodidamente apropiado. Intento no pensármelo dos veces, y la cambio. Lo apropiado nunca me ha gustado. Esto está mejor, “Born to be wild”.
Vuelvo a mi mundo giratorio, vuelvo a mi ventana.
Mierda, ahora soy yo el que se ha pasado de vueltas y… de parada. Pues nada, habrá que mojarse. Siempre me ha gustado la lluvia. Siempre me ha gustado mojarme.

Tan sólo otro punto de vista.

Galimatías: The wall of Music.



Decenas de ojos me observan incrédulos desde cada rincón de la pared, con miradas ansiosas de Rock&Roll; con guitarras apunto de comenzar a arder. Susurran a mis espaldas. Cantan canciones prohibidas. Pero sus pupilas y sus voces me pertenecen. Capturados por un ser superior, reposan atrapados en sus cárceles de vinilo.

Galimatías: Al Otro Lado del Río



La Luna se había encargado de destronar al Sol de su fugaz y efímero mandato. Yo caminaba arropado bajo la luz tenue de las farolas. Y allí, tras aquella inmensa piel de cebra, la vi. Vi una mirada y una sonrisa al otro lado del río; un río de cemento helado, sin sentimientos.
Me esperaba insinuante y cautivadora. Aguardaba con la belleza tímida de una estatua de cristal; tan bella y tan frágil. Ella seguía teniendo esa sonrisa en su mirada. Y yo seguía sin saber su nombre.Tendría que cruzar el Rubicón para averiguarlo.