domingo, 23 de enero de 2011

Galimatías: Al Otro Lado del Río



La Luna se había encargado de destronar al Sol de su fugaz y efímero mandato. Yo caminaba arropado bajo la luz tenue de las farolas. Y allí, tras aquella inmensa piel de cebra, la vi. Vi una mirada y una sonrisa al otro lado del río; un río de cemento helado, sin sentimientos.
Me esperaba insinuante y cautivadora. Aguardaba con la belleza tímida de una estatua de cristal; tan bella y tan frágil. Ella seguía teniendo esa sonrisa en su mirada. Y yo seguía sin saber su nombre.Tendría que cruzar el Rubicón para averiguarlo.

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